al funeral de mi padre
ni al cumpleaños de mi madre,
ni al cumple de mí abuela
o por tu regalo de cumpleaños enviado por mi familia
o a las comidas
no estabas,
No fuiste
No fuiste serio, ni formal
ni me acompañaste al medico,
o fuiste por mis medicinas
o fuiste por mis medicinas
ni con mis amigas, ni a mis ensayos
ni de la mano conmigo en la calle
No fuiste compañía y a veces ni sombra
no fuiste tu, ni fui yo
O quizá si, si fui yo
Quien te dio el permiso de quedarte
sin ser lo mínimo indispensable para estar a mi lado
No fuiste
No fuiste aliento,
no fuiste Guía,
al menos no por siempre
No conmigo
No fuiste ni al compromiso que acordaste
ni a las palabras
no estabas más que en presencia
cómo la lámpara inmóvil de la sala
la que no tiene foco
la blanca esa de adorno que sirve como referencia para ver dónde están situadas las cosas
Así
No fuiste
No fuiste, ni eres, ni serás
O quizá si
Pero no en mi cuento,
ni en mis páginas
Ni en las tintas gastadas de la pluma
Ni en mis alas
Fuiste algún pudiera
Pero sin abrirse
No fuiste un por siempre
No fuiste un jamás
No fuiste celeste
Hoy, eres
eres la lampara del recuerdo
el amor solemne y frió
el recuerdo mudo
el amor solemne y frió
el recuerdo mudo
el abrazo tibio
el incienso seco
el recuerdo grande y pesado
con sus miles de calcomanias regadas
guardado en una pequeña cajita de pandora
que depuro en invierno y en primavera
jamás en otoño,
en otoño marchita
Lo que no fuiste se tira,
pero queda en la etiqueta de la caja
que te guarda
en la que habitas
como un no fuiste
En un espacio justo,
junto a demás tiliches
muy ordenados,
en el oscuro desván frio
donde está la chimenea
En una cajita dorada
la del No fuiste
en el anaquel de las preguntas
en la repisa del ¿porque?
una línea de luz
de la ventana
te ilumina
como un holograma
que te desaparece por las noches
No fuiste,
es ahora lo que serás.
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