martes, 21 de julio de 2020

Tomando el Té

Y si detrás de la puerta no hay polvo, y son cenizas.
El olor en el aire, la bruma en mis ojos no es más que costumbre, de esa que pesa, que ahoga.
Cómo tisne de volcán, del que no se quita fácil, del que entre más que quieras borrar, más mancha las manos.
 Y si solo estoy muerta?, Si después de tantas veces que me he enterrado estoy seca de tantas veces que he llorado mi funeral.
Cada vez más elegante preparo mis ropas, alistó mis guantes para las cotidianas pompas funebres dónde como es costumbre mi corazón esta en la caja, ya sin heridas, casi sin dolor.

Siempre pense que mataría de amor por ti, pero mi estructurada cabeza no calculo el riesgo en dónde fueras tú quien acababa primero conmigo.

Desgarré mis anhelos para darte con que cubrir tus fallas, tus oportunidades, tus descuidos, mis huecos, pero no se puede tapar una mancha con pedazos de organza blanca. Y te los dí todos y me quedé sin nada, sin anhelos y sin cobertura fina y completa, con más huecos, sin más dudas.

Y en mis paredes blancas todos los cuadros resplandecen, son más claros, aún sin luces, porque hasta en la diminuta mirilla de la puerta trasera de mis laberintos ocultos, se nota a leguas que está casa incendiada no tiene más habitantes en pie, somos solo dos estatuas desconocidas tomando el té.




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